Propuestas para la Ley Nacional de
Cultura
de El Salvador: el caos para el desarrollo
Por Herbert Vargas
RESUMEN
Nunca
antes en El Salvador, la cultura había despertado tanto interés en la ciudadanía,
ni tantas ansiedades. Los aspectos fundamentales en los que se centra ese
interés, están íntimamente vinculados al contexto político. El sinuoso trayecto
de la cultura de la salvadoreñidad,
encuentra un punto de inflexión cuando en marzo de 2009, se rompe la usanza del
pequeño país centroamericano de ostentar en su gobierno regímenes militares
hasta el ascenso y caída del período de gobiernos civiles ultra conservadores de inspiración económica
neoliberal. En 2009, asciende al ejecutivo por primera vez en la historia un
gobierno de amplio espectro político y con ese ascenso las expectativas sobre
el devenir de la gestión cultural. En 3 años, mucho se puede decir de este
proceso sin precedentes en el que la recién creada Secretaría de Cultura del
presidente, SECULTURA, por lo menos da paso a este caos necesario en todo proceso de apertura, ruptura y creación.
Este documento esboza las 2 propuestas casi simultáneas de la esperada Ley
Nacional de Cultura de El Salvador –una consultoría de SECULTURA y el
anteproyecto de Ley formulado por el FMLN-
a ser presentadas al congreso salvadoreño en diciembre de 2012. No
pretende establecer valoración sobre estos, sino mas bien dejar constancia de
que la participación, el diálogo, la consulta, el escrutinio público al fin, para
que sea posible, debe concebirse con el necesario caos, yerros y desaciertos inherentes
antes de dar paso a la nostalgia de lo que nunca fue para la cultura del
pequeño país.
ABSTRACT
Never before in El Salvador, the culture had so much interest in citizenship, nor so many anxieties. Key aspects focusing on that interest, are closely linked to the political context. The winding path salvadoreñidad culture, is a turning point when in March 2009, breaking the custom of the small Central American country to hold their government military regimes to the rise and fall of the period of ultra conservative civilian government of inspiration neoliberal economic. In 2009, amounts to the executive for the first time in history a government of broad political spectrum and with the rising expectations on the future of cultural management. In three years, a lot can be said about this unprecedented process in which the newly created Ministry of Culture of the president, SECULTURA, at least this gives way to chaos necessary in any process of opening, rupture and creation. This paper outlines two nearly simultaneous proposals expected National Culture Act of El Salvador, a consulting and SECULTURA draft bill formulated by the FMLN, to be presented to the Salvadoran congress in December 2012. Not intended to establish valuation on these, but rather to acknowledge that participation, dialogue, consultation, public scrutiny at last, to make it possible, should be planned with the necessary chaos inherent faults and mistakes before giving way to nostalgia for what never was for the small country culture.
ÍNDICE
1. Introducción.
Página 5
2. ¿Por qué
una Ley de Cultura en El Salvador. Página 8
3. La
propuesta de Ley. Página 10
4. El
proceso de formación de ley. Página 10
5. El
anteproyecto de ley de cultura del FMLN. Página 11
6. La
consultoría de SECULTURA. Página 14
7. Cuadro
comparativo de las propuestas. Página 15
8. Los
desafíos de las propuestas. Página 20
9. A manera
de conclusión. Página 21
10. Referencias
bibliográficas. Página 22
La
cultura en El Salvador es un tema inacabado. Si las sociedades son dinámicas,
la cultura también debe serlo. Bauman lo explicaría así: La cultura es norma y a la vez, transgresión. Pero el país
centroamericano refleja en su composición las contradicciones que salpican toda
su actividad. Contrastes muchas veces sin fundamento, sentido común, lógica, ni
academia. Más allá de la puesta en común de criterios desde diversos paradigmas
para encontrar los consensos mínimos en los que el desarrollo del país debería
transcurrir, el tema de la cultura como eje fundamental de la actividad
salvadoreña aparece frágil en sus orígenes y en su desarrollo.
El
Salvador, muestra una mezcla inverosímil de (des) composición: histórica
geográfica, política, social y cultural. Estas composiciones arrojan un
país en el que su diseño primigenio no corresponde
a su realidad, haciendo del uso y distribución del pequeño territorio una
determinante del devenir de su historia. En la actualidad, el territorio ya no
es esa determinante de la cultura de la “salvadoreñidad”. La cultura ha sido
expresión y, a la vez, un motor del contradictorio nuevo mundo contradictorio
de la sociedad salvadoreña de nuestros días. Las aceleradas mutaciones que está
viviendo El Salvador lo han colocado en la paradójica posición de haberse
convertido en una sociedad transnacional antes de constituirse plenamente como
una comunidad nacional. (Huezo Mixco, 2009)
Los
diversos períodos de la historia salvadoreña, desde su fragmentación del país
original –Centroamérica- han sido expuestos
y publicados desde la perspectiva de quienes pudieron escribirlos. Ni siquiera fueron
escritos por quienes la padecieron -o le sobrevivieron-, sino por quienes
tuvieron acceso a una postergada negación: el acceso a la educación universal. La
historia y la cultura concebida por una ilustrada minoría que ha ejercitado la
descripción. Aspectos fundacionales de la cultura de la salvadoreñidad yacen en
el oscurantismo -quizá como herencia criolla de la obnubilación cultural ibérica que oculta a los “vencidos”- y otros
tantos, en la mistificación, la mitología y el imaginario cultural nacional creado con premeditación, dolo
y alevosía por los círculos ilustrados de principios del siglo 20 a quienes aún se les rinde
lisonja.
Estos
vacíos apenas encuentran la luz en nuestros días. De haber sido abordados y
entendidos los fenómenos culturales en su justa dimensión como propuesta de
futuro, de una forma por lo menos genuina,
nos ayudaría a comprendernos como identidad cultural, antes que como parodia de nación, en palabras de
Barrios.
No
podríamos exigir a aquellos a quienes se les adjudica la creación del
imaginario cultural salvadoreño la adopción de las concepciones de la cultura
en todas sus dimensiones. Por ello se entiende que el ejercicio de la actividad
intelectual como consecuencia del privilegiado acceso a educación de entonces,
estribaba mayoritariamente en las bellas
artes. Esa concepción incompleta de la cultura, prevalece en nuestros días.
Y debemos considerarla incompleta a razón que la cultura de un país, una
sociedad, es toda costumbre, tradición, creación material e inmaterial de los
individuos que la comprenden.
La cultura comprende el conjunto de procesos de
producción, reproducción, e intercambios simbólicos cuya génesis reside en la
dimensión humana y social creativa de sentido que se plasma en realidades
tangibles e intangibles. La matriz cultural constituye el tejido en el que los
individuos y grupos humanos configuran los sentidos, prácticos, éticos y
estéticos, que se expresan en las obras
y los procesos materiales y espirituales que caracterizan a una época y son la
base de los imaginarios de pertenencia e identidad con una sociedad o un grupo
humano.
El potencial creador humano en su diversidad
constituye la base real para que la cultura
ejercida como un proceso de realización de las vocaciones humanas y del potencial transformador delos
individuos y grupos humanos, cumpla un
papel constructivo de articulación social, la cual se nutre de la conciencia de
que la dimensión creativa es una condición humana universal. (Anteproyecto Ley
de Cultura FMLN, 2012:5)
Sin embargo observar y procurar el desarrollo de las
artes como parte de la cultura y la vida de un país, considerado así en la
carta magna salvadoreña, es sin duda una necesaria etapa y no el fin en sí
misma. Así lo establece el último
considerando de la consultoría contratada por la Secretaría de Cultura
del Presidente salvadoreño, concebido para servir de base a la discusión y
formulación de la Ley
de Cultura del pequeño país centroamericano: Las prácticas
artísticas y culturales, así como el Patrimonio Cultural Salvadoreño, generan
importantes contribuciones sociales y económicas al país y, en consecuencia, es
procedente promoverlas de manera estratégica mediante regulaciones que
garanticen su libertad de ejercicio y estimulen sus procesos productivos, de
circulación y comunicación en armonía con el derecho de acceso de las personas
y los grupos sociales a los bienes, obras, productos, servicios y expresiones
culturales.
Este documento, no pretende ofrecer valoraciones sobre las propuestas a
presentarse en el congreso salvadoreño, sino establecer que constituyen un
aporte que condensa la experiencia del quehacer cultural salvadoreño, sus
apropiaciones, desafíos por sortear, aún después de más de siglo y medio de
permanente (de) construcción cultural. En caso de aprobarse un Ley Nacional de
Cultura, estas no serán las que ahora estudiamos. Sufrirán las irremediables
vejaciones propias del negocio político, y por tanto, estamos seguros que el
proceso aún con la nueva ley debe continuar en pos de la superación obligada de
la experiencia adquirida.
¿Por qué una ley de Cultura en El
Salvador?
Siendo que, de la convulsa historia del actual país de El Salvador -y los territorios que ahora comprende- que se
origina en las dramáticas desigualdades, surge la necesidad de comprender los
orígenes, las costumbres, los idiomas, tradiciones de esa población. Estos procesos conllevan la descripción, investigación,
exploración, detalle del patrimonio inmaterial y material, regulación,
promoción y gestión cultural del país
centroamericano. Sin estos, no es posible formular las líneas en las que
estribará el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, ante la capacidad creadora
del ser humano también surge la necesidad de regulación, homologación de los
cuerpos de ley que rijan y garanticen la actividad cultural.
Los devenires de la cultura en el país no pueden observarse sin considerar
antes sus contextos políticos. Así, la creación del ideario cultural
salvadoreño –vigente a pesar de la des territorialización - no fue posible sin
el decidido apoyo de los sempiternos regímenes militares desde la creación de
la república salvadoreña a mediados del siglo 19, finalmente extinguidos a sangre
y fuego hasta 1989 con la elección a través de comicios “libres” del acaudalado
empresario Alfredo Félix Cristiani Burkard en medio de la prolongada crisis
política, social y militar que asolaba el país. La salvadoreñidad ilustrada de
finales del siglo 19 y principios del 20, dejan claro ese apoyo militar desde
el Estado para la creación, producción y difusión cultural. Los creadores e
intelectuales de la época, escasos como escasos eran espacios de democratización del país se formaron en el
exterior, en las Europas y encontraron en el folklorismo descriptivo, mágico
realista un vehículo a los incipientes que conformarían mas tarde el ideario nacional.
Durante la administración Cristiani, se crea en 1991 el Concejo Nacional
para la Cultura
y las Artes, CONCULTURA que promulgaría la creación de la ley de protección al
patrimonio nacional. Ese concejo –claramente inspirado en el CONACULTA
mexicano- no logró transcender los vaivenes políticos, ni los manoseos
administrativos. Mientras funcionó,
CONCULTURA fue dirigido por 4 funcionarios: Claudia Allwood (1991-1995);
Roberto Galicia (1995-1999); Gustavo Herodier (1999-2004); Federico Hernández
(2004-2009), en 20 años de administración bajo la égida del ideario político ultra
conservador y transversalizado por la doctrina neoliberal en el diseño
económico del país.
Así, entrado en el siglo 21, en el año 2009 con el ascenso al ejecutivo del
primer gobierno civil de amplia participación política, también comienza un
ciclo de transformaciones por tramos difusas en la institucionalidad estatal
por ahora rectora de la cultura nacional. Se crea la Secretaría de Cultura
del Presidente, en un esfuerzo por garantizar el flujo y la destinación de
recursos del Estado hacia el desarrollo y reformulación institucional sin pasar
por la burocracia heredada de la las administraciones previas. La denominación
de Secretaría de Cultura del Presidente, pretendía dejar claro el interés del
mandatario Carlos Mauricio Funes Cartagena en los asuntos culturales
reproduciendo la usanza política de la aparente cercanía del poder ejecutivo
hacia la cultura.
Sin embargo, no escapa al análisis que estas concepciones culturales
permanecen estrechamente vinculadas al énfasis de la ejecución, conservación y
difusión de las artes. Luego de la sucesión de 3 secretarios de cultura en 3
años de gobierno Funes: Breni Hasel Cuenca Saravia (2009-2010); Héctor Jesús
Samour Canán (2012-2012) ;
Magdalena Granadino (2012),
las diferencias y fisuras con disímiles profundidades aparecen en la discusión
en la que a paso lento se van involucrando mas sectores y ciudadanos/as que
antes no participaban de la formulación de ninguna política cultural. Esta
nueva participación abre paso a los disensos, a la ruptura, y estos deben ser
entendidos como el caos previo que la historia ofrece para provocar cualquier
desarrollo.
Sin duda aparecen voces que califican estos procesos de “desorden”. Tal
cual la frustración surge solamente de la expectativa de quien la alberga, expresiones de “desorden”, ”fracaso”, ”salida
en falso” y demás que responden a usanzas y pre concepciones de “orden” que al
no reproducirse mas, reflejan la nostalgia de lo que no ha sido.
La propuesta de ley
La ley nacional de cultura parte de la necesidad de normar la gestión
cultural, las entidades intervinientes, los creadores y artistas, los aspectos
económicos derivados de la creación cultural, de la salvaguarda del patrimonio
tangible e intangible y todo sobre la base de consenso sobre los paradigmas y
raíces epistemológicas de las propuestas por parte de los sectores de la
sociedad.
La iniciativa de ley de 2012, busca amparar otros cuerpos legales vigentes,
y salvando las diferencias y similitudes, los documentos que nos ocupan
sugieren la creación de una estructura con funciones claras que están entre las
competencias de otras instituciones, por ejemplo, sobre la formalización de la
educación de los artistas, que por ahora corresponde al Ministerio de
Educación.
El proceso de formación de Ley
El artículo 133 de la
Constitución de la República de 1983, establece que: cualquiera de
los 84 diputados, así como el presidente de la república a través de sus
ministros, tienen la facultad de presentar a la asamblea legislativa proyectos de ley, es decir, de hacer que se
inicien el proceso para determinar sin un determinado documento que ellos
presentan con la forma y el contenido de una ley se convierte en tal, después
de seguir todo el proceso establecido en la constitución.
El art.135 dice: El proyecto de ley, ya convertido en decreto legislativo,
se envía al presidente de la república. Si el presidente de la república no
tiene ninguna objeción para que ese decreto legislativo se convierta en ley, le
debe dar su sanción y mandarlo a publicar.
El proceso de formación de la ley finaliza con su publicación en el Diario
Oficial, y transcurrido el plazo que ella misma señale, será de obligatorio
cumplimiento para todos los habitantes.
Para el año 2011, inicia el proceso de contratación por parte de la Secretaría de Cultura
del Presidente de una consultoría que serviría de base a la presentación de un
anteproyecto de ley usando el ejecutivo como proponente al congreso. El abogado
colombiano, Gonzalo Castellanos, quien ha participado en la formulación de las
leyes de cine en Costa Rica y Colombia, fue contratado para ello. La propuesta
resultante contempla reformas a la estructura vigente de la gestión estatal de
la cultura en el país.
El mismo año, la secretaría de arte y cultura del FMLN, inicia su proceso
de revisión bibliográfica que daría sustento al anteproyecto de ley. El proceso
de revisión y formulación de la propuesta le fue encomendada a la ex secretaria
de cultura, Breny Cuenca con el respaldo político de la diputada Lorena Peña: "Entendimos
que la misión principal era proponer un marco regulatorio en arte y cultura de
acuerdo a los compromisos que el partido adquirió en las mesas de diálogo
social abierto”, afirmaba sobre el proceso la congresista y también secretaria
nacional de arte y cultura de ese partido.
(Faro, 2012)
Ambos procesos aparecen simultáneos.
El anteproyecto de Ley de Cultura
del FMLN
Breny Cuenca, doctorada en pensamiento latinoamericano en México, fungió
como primera secretaria nacional de cultura, nombrada y despedida del cargo por
el presidente Funes bajo inciertas razones. La académica acepta el desafío de
encabezar la formulación del anteproyecto de ley que presentaría la secretaría
nacional de arte y cultura del FMLN.
El insumo principal para este trabajo iniciado a mediados de 2011, son la
recopilación de aportes de la consulta realizada por ese partido en lo que se
denominó “Diálogo Social Abierto”, en el que participaron las comunidades y
organizaciones relacionadas a la creación artística y cultural del país y que
sirvió en la plataforma electoral para los comicios de marzo de 2009.
Este proceso resultó tortuoso, muchas veces sirvió para exponer el
entramado difuso propio del tormento de los artistas y demás participantes sin
dejar conclusiones concretas. Aún así, los aportes fueron considerados con la
promesa de ser incluidos una vez se llegara por la vía electoral al ejecutivo
de la república.
La comunidad cultural del país nunca antes había manifestado tanto interés
en ese proceso, ni creado tantas ansiedades. Así lo consignó un periódico
digital 5 días después de la toma de posesión de Funes:
·
Más de 300 artistas acudieron este miércoles a la convocatoria realizada
por el gobierno de Mauricio Funes para presentar candidatos a la presidencia de
Concultura. La ilusión se desvaneció cuando con un retraso de una hora y media
el secretario de Comunicaciones, David Rivas, les comunicó que el gobierno solo
había pensado en facilitar el salón del hotel, una mesa de moderadores, agua y
café. La propuesta de candidatos sería decisión de los invitados. A partir de
ese momento afloraron el enojo, la indignación y hasta los insultos. http://www.youtube.com/watch?v=1Vc-vg2H-g0
Luego de sucesos poco claros y el rumbo sinuoso de la recién creada
Secretaría de Cultura del Presidente Funes –que a mediados de 2011 era dirigida
por Héctor Samour- el FMLN retoma la cultura dando nuevo impulso político a la Secretaría Nacional
de Arte y Cultura de ese partido. Esa formación política, es la única en El
Salvador con una secretaría para esos temas culturales, aunque al interior de
la entidad los conceptos de cultura, arte y los intereses inherentes, no
siempre fueron claros ni establecidos en su programa político ni en su agenda
política.
No obstante, el proyecto formulado por Cuenca, fue sometido al escrutinio y
aporte de la comunidad cultural. Cuenca relata que para llegar a ese punto, fue
necesaria la revisión de 120 documentos, entre tratados internacionales, leyes
de cultura latinoamericanas, entre otros. Entre los meses de julio y septiembre
de 2012, la comunidad cultural fue convocada para brindar esos aportes al
documento preliminar. La discusión se realizó a través de mesas de trabajo
durante 4 jornadas en las que se discutieron conceptos, y cuestiones de fondo y
forma como la discusión artículo por artículo del anteproyecto.
La consulta se publicó también a través de redes sociales, espacios
llamados a recibir cualquier aporte de la comunidad cultural y ciudadana
salvadoreña en el país y fuera de este, para ser categorizados e incorporados
si estos mostraban no ser reiterativos respecto al resto del cuerpo legal. “Cualquier aporte por mínimo que sea, debe
ser revisado e incorporado al anteproyecto”, nos dice la ex secretaria de
cultura.
La coordinadora del equipo de la secretaría de arte y cultura del FMLN,
encuentra coincidencias respecto a la
consultoría realizada para la
SECULTURA. La más
importante según dijo, es la misma raíz epistemológica que establece Gonzalo
Castellanos en la redacción de su documento.
No obstante considera que la diferencia sustancial estriba en la garantía
de la participación social en las políticas culturales del país a través del
FONCA que también menciona el documento de Castellanos, pero que no desarrolla
los alcances del mismo. Cuenca explica que la propuesta establece que las organizaciones y colectivos pasan a
competir con jurados colegiados de la sociedad civil relacionados a la cultura
y las artes por la obtención de recursos del Estado para la ejecución de
iniciativas culturales a través de las empresas culturales creativas, que se
regirán también por la definición establecida por el Instituto Salvadoreño de
Formación Profesional, INSAFORP. El Estado pasa ser de ente vertical a fomentar
estas iniciativas. Cuenca explica que el Estado en la ley fomenta y facilita
recursos y no está presente siquiera en la ejecución de los proyectos.
El documento también pretende ascender el rol de la institucionalidad del
Estado para temas culturales a través del a creación del Ministerio de Cultura
que también menciona la consultoría del ejecutivo.
La consultoría de SECULTURA
Si bien la ex secretaria nacional de cultura del presidente Funes, Breny
Cuenca, reconoce el aporte de la consultoría dirigida por el consultor
colombiano en cuanto a las raíces epistemológicas, para Magdalena Granadino,
actual funcionaria a cargo de SECULTURA ese documento no concuerda con la
realidad del país. (El Faro, 2012)
El documento resultante de la consultoría a juicio de la funcionaria, es
muy parecido a una ley, no obstante su redacción no lo es. El documento plantea
también la creación del Ministerio de Cultural y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. (Faro, 2012)
Un borrador fue presentado ante la comundiad cultural.
Durante la jornada aparecieron cuestionamientos sobre el contenido distribuído
a los asistentes. Asimismo se cuestionó la representatividad de los consultados
al ser la mayoría empleados de SECULTURA.
Castellanos abandonó el país en circuntancias poco claras. El
documento filtrado a la opinión pública ha padecido cuestionamientos. Las
autoridades siguen sin dar detalle de la propuesta final.
Las propuestas
Anteproyecto de Ley del FMLN
|
Consultoría de SECULTURA
|
El objeto de esta Ley Nacional de Cultura
se centra en desarrollar y ordenar el
marco legal sobre Cultura previsto en la Constitución Política
de El Salvador y establecer los principios fundamentales, las definiciones,
la institucionalidad y los principios de la política estatal de cultura a fin
de proteger los derechos culturales estipulados en la Constitución.
Presenta como ámbito de aplicación los distintos ámbitos de la vida social,
económica, política y cultural de la República de El Salvador.
Las disposiciones, derechos y
obligaciones establecidas en esta ley son de aplicación a toda persona
nacional o jurídica que se encuentre o actúe en territorio salvadoreño.
Una de las similitudes es la
conceptualización de los términos que se utilizan en las diferentes
propuestas.
Los fundamentos de dicho anteproyecto
se centran en derechos, deberes,
respeto a la propiedad intelectual, protección y enriquecimiento del
patrimonio cultural.
Reconoce que una de las obligaciones del
Estado es investigar, identificar, rescatar, registrar, preservar restaurar,
proteger, custodiar, difundir y propiciar el incremento del Patrimonio
cultural tangible e intangible.
Incorpora el tema de la dignidad humana y
la participación ciudadana como ejes importantes del anteproyecto.
De igual forma involucra el tema de
lenguas oficiales, diversidad cultural, igualdad cultural, identidad
cultural, derechos culturales y
diversos ámbitos culturales.
Entre los principios más relevantes que retoma este anteproyecto en el
tema de la política cultural se
menciona:
La cultura como servicio público
Como prioridad del Estado
Como rescate de la memoria histórica
Como principio de conocimiento e
investigación.
Promoción y fomento de iniciativas
ciudadanas
Articulación del Estado para impulsar la
cultura.
El tema de los derechos de los pueblos
originarios, las tierras, derechos, intereses, educación para y sobre los
pueblos originarios son elementos que se incorporan.
La gestión estatal de la cultura también
es retomada como un elemento que impulsará más el tema de cultura con la
creación del Ministerio de Cultura como ente rector.
La gestión de la cultura a nivel local retoma los aspectos
de creación de departamentos o unidades de cultura en el municipio, también
el tema de patrimonio cultural local, realización de juegos florales para
promover nuevos talentos artísticos.
Retoma el fomento de educación
artística formal e informal, la
asistencia de teatros y formación del público estudiantil, la creación del
Instituto Superior de Arte y el Centro de Formación de Escritores.
En el tema de gestores culturales retoma
ideas como Escuelas Vivas, formación de profesores de educación artística y
literaria, fomento de producción artística, creación de compañía nacional de
Teatro, la organización de Casas de la Cultura y la promoción de Artistas Nacionales.
En el tema económico incorpora el Fondo
Nacional de Cultura FONCCA y sus programas como Becas de estudio,
fideicomisos para el arte y la cultura, coordinación entre ministerio de
cultura y educación.
En el área de cinematografía, retoma el
tema de la producción cinematográfica y
de las artes audiovisuales. Propone la creación del Instituto
Salvadoreño de Cinematografía funcionamiento y conformación.
Propone también el régimen laboral y
protección social de los trabajadores de la cultura y el arte.
Incorpora el tema de los artistas
creadores, investigación cultural artística e histórica, economía de la
cultura, empresas culturales creativas, el tema de las artesanías, patrimonios.
Para finalizar el anteproyecto con el
tema de las Proyecciones culturales en El Salvador y en el exterior.
|
Este anteproyecto tiene como objeto,
desarrollar derechos culturales de las
personas y de la Nación
en su diversidad, como parte esencial de un propósito común del Estado y de
la sociedad civil hacia el desarrollo social y económico con sentido humano,
ético y equitativo.
Tiene como campo de aplicación a toda la
ciudadanía, pero no cualquier ciudadanía, sino una ciudadanía que ejerza cultura
mediante la eliminación de barreras de género, materiales, sociales o
económicas, entre otras, para la
creación artística y cultural y para el acceso libre y equitativo de las
personas a los bienes, obras, productos, servicios y expresiones de la cultura
nacional y universal.
Una de las similitudes es la
conceptualización de los términos que se utilizan en las diferentes
propuestas.
Menciona la elaboración de un Plan
Nacional de Desarrollo Cultural.
La creación de un Consejo Nacional de
Cultura.
También considera la creación del
Ministerio de Cultura.
Incorpora el tema de la representatividad
y participación sectorial en el Consejo Nacional de Cultura.
En lo local incorpora la idea de la
participación y control de comités zonales de cultura.
Considera importante la creación del
Sistema Nacional de Formación y educación Artística y musical, que incorpore las Escuelas de
Artes y música.
Incorpora una programación de control
social y mesas de competitividad y creatividad.
Propone la creación de un Sistema de
Información Cultural que incorpore Patrimonio cultural, registro de bienes culturales tangibles e intangibles.
Incorpora el tema de hallazgos
arqueológicos y patrimonio cultural subacuático.
Incorpora el tema de cómo salvaguardar
expresiones culturales.
Derechos colectivos.
Incorpora muchos aspectos regulatorios y
sancionatorios.
Sobre el arte y la música desarrolla
ideas de trabajo intersectoriales, como promocionar estas áreas y como
venderlas dentro y fuera de nuestro país.
Incorpora
el cómo promover la
Industria cinematográfica y como impulsarla.
También retoma el tema del Fondo de
Cultura.
|
Los desafíos en las propuestas
Ambos
documentos no establecen criterio sobre el rol de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación en las políticas culturales. De hecho es un
sector incipiente en similares cuerpos de ley en las Américas. Tampoco se
mencionan iniciativas de desarrollo de la ciencia y tecnología, ni sus
obligadas relaciones con otras entidades del Estado respecto a ese tema.
Los
documentos sufrirán irremediablemente modificaciones en el transcurso de los
vaivenes de las discusiones en el parlamento. Conforme a esto, se prevé haya
elementos que no pasen por el agrado de los partidos políticos, considerando la
resistencia natural inherente a los sectores de la sociedad y sus intereses
representados en el seno legislativo.
El
desafío de las propuestas en ese escenario es pues, que de esas discusiones
sobrevivan los aspectos clave para el desarrollo cultural del país, aún y
cuando otros temas relevantes pudieran esperar para ser retomados en otras
fases de este proceso de desarrollo de la ley.
Para
Breny Cuenca, un aspecto irrenunciable del contenido de las propuestas cuando
estas pasen el filtro de la discusión
legislativa, son aquellos relacionados a garantizar la participación ciudadana
en el desarrollo de las políticas del país como la creación del FONCA, entre
otros.
A manera de conclusión
Está
claro que la trayectoria de la gestión cultural desde el Estado Salvadoreño
describe un trayecto sinuoso. 3 secretarios de cultura en 3 años es la
principal evidencia. Y está clara la necesidad de la creación de la Ley de Cultura para el país.
Mucho se ha dicho luego del proceso llevado desde la creación de SECULTURA en
2009. Muchos se ha escrito también. Lo que debe quedar aún más claro, es que la
cultura excede con creces las fronteras que la comunidad cultural dibuja sobre sí misma. Es un tema que es de
incumbencia de cada salvadoreño/a en el territorio o fuera de él. Ningún
desarrollo se piensa, escribe o ejecuta sin que pase por el desarrollo cultural
de los pueblos. Porque sencillamente cultura es toda actividad humana,
imbricada en toda la vida de los países, de las sociedades, pese que a que en esta
etapa aún se prioriza la gestión de las artes y sus normativas. Que exista un
sinuoso camino recorrido, es la principal evidencia que se marcha, aunque esta
sea errática, ha de encontrar el rumbo. Y el consenso de este rumbo, desde la
perspectiva de la participación, el diálogo y la democracia incipiente, debe
pasar por estadios complicados, problematizantes, escabrosos, muchas veces
presa de los tormentos propios de los artistas y la sensibilidad ante la
realidad. Asumiendo estos estadios, necesarios y obligados, se evitará el
determinismo, el fatalismo característico en aquel/a que cuando no logra ver con exactitud su voluntad,
recurre a la creación de expectativas y nostalgias de lo que nunca fue.
La
propuesta de creación de ley nacional de cultura no está exenta del vaivén político, esta vez en el
congreso. Las propuestas deberán introducirse antes de finalizar 2012 para que
siga el natural curso durante 2013. El
reloj avanza, y no dejará de hacerlo, pero el país ya esperó lo suficiente. Y
las propuestas deberán superar este escollo legislativo y salir incólume con
los aspectos irrenunciables que señalen que el país por fin ha avanzado en su
cultura, en sus cimientos.
Referencias
bibliográficas:
·
Huezo Mixco, M. (2009) Un pie aquí y otro allá. Los migrantes y la crisis de la identidad
salvadoreña. Centro Cultural de España. Extraído el 1 de noviembre de 2012
de http://www.ccespanasv.org/files/LibroUnpieaqui.pdf
·
El Faro (2012). 10 cambios que la cultura no acepta. Extraído el 1 de noviembre de
2012 de http://www.elfaro.net/es/201208/el_agora/9534/
·
El Faro (2012). Una salida en falso para la ley nacional de cultura de El Salvador.
Extraído el 1 de noviembre de http://www.elfaro.net/es/201208/el_agora/9515/
·
El faro (2012) En un escenario de discusión democrática se podrían superar los
obstáculos. Extraído el 1 de noviembre de 2012 de http://www.elfaro.net/es/201208/el_agora/9519/
·
Castellanos, Gonzalo. (2012) Borrador Ley de Cultura. Secretaría de
Cultura de la
Presidencia. El Salvador.
·
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional,
Secretaría de Arte y Cultura. Anteproyecto
de Ley Nacional de Cultura y Arte.(2012) El Salvador.
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