Todavía no alcanzamos a imaginar el porqué de este grado de bestialidad. Rebasa los límites de la delincuencia común, por hambre, para dar paso a la vorágine que va aún más allá.
El narcotráfico, y las pequeñas mentes seducidas por el paso fugaz de los efectos del crack bajo cobijo de su manada a la que llaman "mara", que no ven más allá de ese interés próximo y semi animal de escapar a la pesada realidad, asesinando sin razón a inocentes aún a costa de sus propias y miserables vidas.
La organización juvenil gestada por las desigualdasdes del capitalismo. La nueva familia de los jóvenes inmigrantes en Estados Unidos. Venidos a menos por su color de piel o forma de hablar. La pandilla que nació bajo el juramento de proteger "al barrio". La clica que juró no matar, violar ni robar dentro del territorio. El grupo que jugaba mascones y chiveaba como protección colectiva ante la falta de amor, techo, estabilidad emocional. Los muchachos que proveen del " sentido de pertenencia a algo" a los adolescentes que padecen las grietas sociales heredadas del sistema de desigualdad ( desintegración familiar, paternidad irresponsable, abuso físico y sexual, violencia, falta de empleo, vivienda, salud, educación, prostitución, recreo)
La organización delictiva obligada a reponder ante la exclusión del estado y sus pólíticas criminales. Los que se tatuaron "por mi madre vivo, por mi barrio muero", o "madre, perdóname por mi vida loca". Los que por la imbecilidad de quienes se enriquecen en las masiones de la alta capital, se dejan exponer al "menudeo" de chibolitas plateadas y las nieves del verano salvadoreño.
Las maras , que ahora sudan las calenturas ajenas de cualquier regordete influyente dueño de algún mercado cautivo de narcoadictos. Bichos que con o sinrazón, medían su hombría rifándose a golpes o en el peor de los casos, a balazos, para pretegerse, al barrio y a ellos mismos de la opresión del poderoso o de los que huelen sus pedos para terminar creyéndoselo. Machos rudos en grupo. Débiles como individuos justificándose a cada paso en las calles -como hablan, visten,se tatúan e intimidan queriendo cerrarse los ojos con tautajes para no ser vistos- su sentimiento de inferioridad del que no son responsables.
La maras, el grupo difuso de quienes alguna vez insistí que no se debía no sólo ensañarse contra sus formas y usanzas, sino más bien incluirles, insertarles, porque ellos, como yo en esta generación -quizá corrí con un poquito de mejor suerte- jamás hemos estado insertos y la sociedad nos debe todo. ¿Qué tendrías que decirle a las maras?, me preguntaron esa vez; yo respondí: Nada, hay que escuchar lo que tienen que decir.
Sigo esperando qué tienen que decir las maras ante este acto de soberbia imbecilidad. No digo animal, porque ellos creen serlo, tampoco salvajes, porque se enorgullecen de serlo, ni satánicos porque ellos creen la patraña que existe. Si les llamo imbéciles, y sí les llamo cobardes, c o b a r d e s, siendo muiy pero muy amables con el lector.
Desde esa fatídica noche a este momento, la Policía reporta 8 pandilleros detenidos. Aún no me convence la efectividad de la corporación policial de este país. Sí reconozco que en los agentes de la PNC hay humanidad. Mucha más humanidad que competencia. Humanidad que ayudó a salvar vidas de esa coaster de la 47 en pleno mejicanos, agentes quienes con sus fusiles rompieron las ventanas para que pudieran algunos escapar al fuego.
Pero esa es misma humanidad que les hace errar descaradamente. Aún con las relampagueantes acciones de las operaciones espciales de la PNC,que llevaron a catear las casas de ese mismo sector Mi humanidad me pregunta: ¿Será que los delincuentes se esconden en el mismo vecindario del lugar del crimen? Es decir, yo quemo una coaster y achicharro 13 ciudadanos inocentes incluyendo una niña de meses y ¿me escondo en el mismo pasaje?.
Ciertamente sigo confiando en la capacidad de las autoridades, del Señor Jefe de la Policía Ascencio y del Ministro Melgar. No haré jamás caso a la matriz de opinión de la derecha mediática. Pero ciertamente creo que deben comenzar a abrir los ojos ante sus subalternos y enérgicamente enfrentar lo quedeba ser enfrentado, sustituir lo que deba ser sustituido y destruir lo que deba ser destruido.
Habrá que demostrarse la culpabilidad, de los detenidos, y habrá que esperar el papel que jugará el sistema de justicia, papel por demás maltrecho en este tipo de investigaciones. Ojalá no procesen chivitos expiatorios y ojalá que les caiga todo el peso de las pálidas leyes de encotrarse culpables, eso, aparte de nuestro asco y total desprecio.
No se puede curar el cáncer con aspirinas, la sociedad no se puede curar del capitalismo voraz con reformitas. Mientras más capitalismo, más desigualdad. Mientras más desigualdad, más delincuencia. Mientras más delincuencia, más vorágine sin sentido.
RELATO DE UN SOBREVIVIENTE DE LA 47
"Me lo quiero sacar de la cabeza, pero todavía no, todavía están plasmadas las imágenes, los gritos despavoridos...", comentó un sobreviviente de la masacre.Él iba sentado en el lateral de la coaster acompañado de su esposa, a la que había pasado a traer después del trabajo, "abordamos el microbús en el parque Infantil, ella tiene un puesto en el Centro y yo el domingo como siempre me fui a traerla".
Este sobreviviente relató que uno de los delincuentes ingresó al transporte como pasajero, y en Mejicanos le disparó al motorista y cobrador.
Recordó que el delincuente condujo el vehículo, se desvió de la ruta y luego se subieron los demás atacantes. Para entonces todos los asientos iban ocupados y siete personas paradas, narró la víctima.
"El que había parado la coaster iba tirando (disparos) a la pobre gente que iba delante en la puerta. Los otros dos individuos iban rociándole (a la coaster) gasolina por la parte de afuera y se bajaron los dos babosos que iban disparando y rociaron la entrada de la coaster y ahí fue donde mucha gente no pudo salir porque de inmediato se hizo la gran llamarada", comentó el sobreviviente.
Después el pánico se apoderó de los pasajeros. "Todos nosotros queriendo salir por las ventanas. Y yo me dije: pues yo me salgo. Ya se habían ido los chamacos que se quedaron observando como un minuto y los desgraciados viéndonos como se quemaban las cosas, después de eso se fueron. De ahí como pude me salí y las quemadas que tengo son de cuando intentaba sacar a mi esposa".
Relató que todo ardió inmediatamente, primero la puerta principal donde habían rociado más gasolina, el pasillo y los asientos que consumió rápido el fuego.
Agregó que no pudo romper el vidrio de las ventanas, "no se quebraba, así que lo hice a un lado, lo corrí pero un chamaco me hacía cuche, así que lo saqué a él primero y luego a una niña pequeña como de 11 años y después a mi esposa".
Los atacantes dispararon a los que lograban salir pero este sobreviviente tuvo la suerte de esquivar las balas.
Para él lo más probable es que mucha de la gente muriera calcinada y otros ya estaban muertos por las heridas de bala.
Los vecinos no salieron al momento, "nadie ayudó, todos se metieron en sus casas, porque después hubo detonaciones, como 20. Le digo a mi esposa, que tiene sus quemadas, que tenemos una segunda oportunidad de vida. Hubo un momento en que me dijo que ya no podía, perdió la fuerza, no sé cómo pude, pero la saqué. Ella ya se había resignado pero yo no podía perderla", relató consternado la víctima, quien sufrió quemaduras en brazos y piernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario